Aunque diversa, mi práctica incorpora el vestigio urbano como elemento que focaliza el deterioro y el paso del tiempo en el mundo contemporáneo.
En este sentido, mis obras se relacionan con la estética povera, bien a través de la recuperación de elementos no sofisticados, industrializados o de uso común, materiales encontrados o de desecho, bien por la restauración de gramáticas visuales halladas en los rincones y las ruinas de la ciudad.
La urbe contemporánea motiva las reflexiones que hacen posible mi trabajo, en el que recreo tanto el ritmo brillante y audaz de la calle, como la sencillez de sus obsolescencias.